Dunn y su marido esperaban a su cuarto hijo con mucha alegría. “Recuerdo además que Dios me ha dicho ella sería una niño recién nacido sana y que haría cosas enormes para el reino de los cielos”, ha dicho Dunn.
Hasta que los doctores dijeron a la pareja de adolescentes que algo se encontraba terriblemente mal con su niño recién nacido. Fiona poseía un inconveniente cerebral llamado Holoprosencefalia semilobar (HPE) en el lóbulo de adelante, además de un agrandamiento del corazón y contrariedad seria con su hígado.
Gracias a estas adversidades, solicitaron a la pareja a tener en cuenta el aborto. “Los doctores me brindaron la alternativa de interrumpir el embarazo, pero yo sabía que no era una alternativa para mí. Estaban equivocados”, ha dicho. Los doctores predijeron que Fiona podía fallecer en el útero, y si no, sería vulnerable a fallecer a lo largo de el parto. Terminando, dijeron que si el niño recién nacido naciera vivo, que sólo viviría dos horas.
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